
La historia de los libros de viajes tiene miles de años. Ahí está la
Odisea. Ahí están los viajes de Marco Polo. Este
Viaje a la Alcarria, protagonizado por Cela, es menos ambicioso, y se desarrolla por un territorio más reducido. Carece de elementos épicos, como la
Odisea; y de elementos míticos, como los viajes helenísticos al nuevo mundo descubierto por Alejandro y los similares itinerarios renacentistas, abiertos a los nuevos mundos de Asia, África y América.
En
Viaje a la Alcarria la descripción del paisaje es sobria; las intervenciones del viajero, parcas; la interpretación, comedida.
Paradójicamente, quizás lo que más me guste sea la pintura del Madrid madrugador que da inicio a la singladura del escritor gallego.
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